A todos nos ha pasado... Cuando pasamos mucho tiempo en el mar, la alberca, o simplemente nuestras manos (o pies) en constante contacto con el agua, notamos que la piel de nuestros dedos comienza a arrugarse y decimos que "se hace viejita". ¿Te has preguntado alguna vez por qué sucede este fenómeno? ¿Es algo que deba preocuparte en cuanto a la salud de la piel de tus manos y pies?
¿Por qué se arruga la piel de los dedos al contacto con el agua?
Aunque ha habido varias hipótesis al respecto, los estudios indican que se trata de una reacción del sistema nervioso que prepara nuestros dedos para mejorar el agarre (o tracción, en el caso de los dedos de los pies). Cuando nuestras manos están mojadas es más complicado agarrar objetos lisos. Los "canales" que se forman en los dedos ayudan a desplazar el agua y mejorar el contacto con las superficies, de forma que podemos agarrar mejor los objetos. Del mismo modo, los canales que se forman en los dedos de los pies desplazan el agua, lo que incrementa la tracción o roce con las superficies lisas.
¿Cómo se forman estos canales? Estos se forman al encogerse los vasos sanguíneos de nuestros dedos, lo cual contrae la piel de estos, generando las arrugas. Esta es una acción involuntaria de nuestro cerebro a través del sistema nervioso autónomo y es una respuesta a un estímulo externo, en este caso el contacto con el agua.
¿Debo preocuparme por esta reacción en mi piel?
Normalmente no hay nada de qué preocuparse. Una vez que dejamos de tener contacto con el agua, la piel vuelve a su estado normal sin ninguna dificultad. Incluso los aceites y grasas naturales de la piel de las manos y pies volverán a secretarse con normalidad. Aún así, es importante que removamos cualquier otra sustancia, además del agua, que podamos haber estado manejando. Por ejemplo, si estuvimos en una alberca, es conveniente remover los restos de cloro y si estuvimos en el mar, los restos de sal. Así evitaremos que la piel se reseque.
Así que la próxima vez que se presente esta reacción en tus dedos o pies, recuerda que es tu cuerpo el que se está adaptando a las condiciones, y lejos de preocuparte, es una muestra de que tu sistema nervioso autónomo funciona adecuadamente.
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